La Barbarie

Publicado: abril 25, 2013 en Ciudadania
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Por

Anamar González Avendaño

Falta de responsabilidad social

Sinceramente, hubiese deseado no haber visto esta fotografía y estoy segura de que mi hermana habría preferido no tomarla. Pero el sábado pasado ella fue a comprar unos dvd a la Plaza de los Museos y le tocó ser testigo de lo que allí se retrata: Una carne en vara con casabe justo frente al Museo de Bellas Artes, un poco más acá de donde queda el Museo de las Ciencias Naturales, a un costado del que fuera el Ateneo de Caracas (ahora UNEARTE), a la entrada del Parque Los Caobos y a escasos metros del Teatro Teresa Carreño. ¡En el corazón mismo del llamado Circuito Cultural de Caracas, pues!
Claudia pensó mucho antes de publicarla y yo pensé todavía más si la re-publicaba o no. Cuando la vi, mi única respuesta fue esas dos palabras que uso como título de esta nota: “la barbarie” y esa noche me costó conciliar el sueño, de tal manera me impactó. Al final decidí publicarla, junto con esta nota. No lo hago con la intención de criticar superficialmente la imagen, de convocar al insulto fácil o de buscarle alguna explicación a lo inexplicable. Mi propósito es que juntos analicemos esa foto con mucho cuidado, que estudiemos las sensaciones que ella nos produce, los sentimientos que nos remueve. También quisiera que sirva para que reflexionemos detenida y largamente en el país que fuimos y nunca volveremos a ser, en el país que somos hoy en día y, sobre todo, en el país que necesitamos ser.
A mí, que tengo una imaginación fértil, ni en la más descabelladas de las pesadillas se me ha ocurrido pensar que un español haga una paella frente al Museo del Prado en Madrid o en la Ciudad de las Ciencias y las Artes en Valencia, que un estadounidense coma hamburguesas por los pasillos del MoMA en Nueva York o prepare una barbacoa en los alrededores del Museo de Ciencias Naturales de Houston, que un francés invite a sus amigos a un boeuf bourguignon en los salones del Museo del Louvre en París con sus respectivos vinos, panes y quesos, que un italiano saboree una pastaciutta en la Galleria degli Uffizi en Florencia, un argentino pique leña para un asado cerca del Teatro Colón de Buenos Aires, un mexicano amase tacos bajo la cascada del Museo de Antropología e Historia de Ciudad de México o un colombiano disponga la mesa para una bandeja paisa en las aceras del Museo del Oro en Bogotá.
Todo tiene su tiempo y su espacio, y para todo hay su tiempo y su espacio. En una casa existen lugares hechos para compartir en familia, estudiar, cocinar, descansar y aliviar necesidades. En una ciudad se destinan espacios para el trabajo, para el transporte, para la salud, para la cultura, para las ciencias, para el esparcimiento al aire libre y ¡para asar carne! De eso justamente se trata la Ciudadanía, la Convivencia, el Respeto por el otro, por la Ley y las instituciones de una Sociedad. Si no fuera así, tú, yo o cualquiera de nosotros podría asar su carne en vara, con yuca, casabe, guasacaca, ron y cerveza justo en el podio de la Asamblea Nacional, mientras un presidente esté dando su discurso de juramentación.

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